martes, 30 de julio de 2013

AYER Y HOY EN IMAGENES

Además de presentarse la muestra de fotos y documentos antiguos de VILLA HORTENSIA Y LA AGUADA DE PUEYRREDÓN el 12 de octubre de 2012, en el Hall de la UNSL, se trasladó a la casona, con motivo de cumplirse los 100 años de Villa Hortensia.

Allí aún se puede apreciar el trabajo de Hugo Gez y Chelco Rezzano en fotos antiguas de las familias Despouy-Domeniconi.

Amerita también sumar fotos más recientes, durante la visita a La Aguada del Dr. Terragno y Teresa Anchorena, que disertaron en el Auditorio Mauricio López, junto al Dr. Leandro Despouy, sobre la familia Pueyrredón, al cumplirse 200 años de su paso por San Luis.

Al final, una foto en el mismo lugar con mucho años de diferencia, para el recuerdo en este espacio hecho con mucho amor.








ALBUM FAMILIAR


Aunque no tenemos fechas, ni nombres de las  personas que están en estas imágenes, se trata de familiares y amigos de las familias DESPOUY, DOMENICONI, tomadas la mayoría en la AGUADA DE PUEYRREDÓN.

Fueron expuestas en el HALL de la UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN LUIS, el 12 de octubre de 2012, luego de un destacado trabajo de edición de los fotógrafos HUGO GEZ y CHELCO REZZANO.

Nuestra misión, es rescatar en este blog algunas de esas fotos para compartirlas, ya que no toda la comunidad pudo apreciarlas entonces ni ahora, que están en Villa Hortensia, la casona que cumplió 100 años y fue motivo de un blog especial.

Agradeceremos la intervención de quienes puedan aportar datos debajo de este álbum, para completar el material.

San Luis de la Punta de los Venados, Nueva Medina de Río Seco, 30 de Julio de 2013.-












sábado, 22 de diciembre de 2012

Aguada de Pueyrredón.


A pesar de que contamos con suficiente material bibliografía para testimoniar este fragmento histórico, amerita difundir en este blog por separado cada autor y su texto, para que los lectores saquen sus propias conclusiones.

Entre las publicaciones que se conocen acerca de los añejos y legendarios ombúes de la Aguada de Pueyrredón, sin duda que ‘Bocetos biográficos y recuerdos’, un capítulo del libro LA TRADICION PUNTANA de Juan W. Gez (Año 1916) es el material más valioso que encontramos para compartir, sobre este tema en particular.

Tal cual expresa el texto introductorio ‘El profesor don J. W. Gez conocido y aplaudido autor de obras de historia argentina, ha publicado un libro con el título de «La Tradición Puntana», colección de bocetos biográficos y recuerdos de hombres y cosas de San Luis.

Como contribución a los estudios de la historia nacional, tiene mucho valor, pues, aparte de abarcar la vida de próceres, trae noticias interesantísimas acerca de hechos poco difundidos.

 Es interesante la lectura de ubicación y referencias de estas verdaderas reliquias vegetales, diseminadas en diferentes paisajes de la geografía sanluiseña, pero nos referiremos en especial a los ombúes de Pueyrredón, ya que se han cumplido 200 años en que sus raíces se aferraron al suelo puntano.

Sin echar a volar nuestra imaginación, dejaremos que Juan W. Gez, nos diga desde sus páginas que es lo que investigó al respecto. La transcripción, será textual pues respetaremos su estilo literario y cada párrafo de su trabajo.

En una Síntesis, el historiador expresa quela Sociedad Forestal Argentina ha tomado la patriótica iniciativa de fomentar en todo el país el amor al árbol y la particular protección a los que están vinculados, por hechos históricos, a la tradición nacional.

En las publicaciones hechas con este loable propósito, no figura la provincia de San Luis, pues hasta se ha llegado a negar el origen histórico de los ombúes que existen al pie de la sierra, debido a una incompleta y mala información. A subsanar esa notoria deficiencia tiende este breve trabajo, estando obligado, por otra parte, a robustecer la verdadera tradición sobre algunos árboles, de los cuales me he ocupado, aunque incidentalmente, en mis estudios del pasado puntano.

 
Los que voy a mencionar marcan grandes etapas de la historia local, debiendo también citar algunos que ya no existen, pero cuyo recuerdo queda vinculado perpetuamente a la tierra que los sustentó. Entre estos últimos están los caldenes de la Ensenaditas de las Pulgas, a orillas del Río V, donde fue sacrificada la infantería puntana el año 1821 por las hordas del caudillo chileno José Miguel Carrera, y el verde retamo de la Cabra, cerca del Desaguadero, donde fue clavada la cabeza del infortunado general Mariano Acha por los sicarios de la tiranía.

 
El árbol histórico más antiguo que existe en nuestra provincia es el Nogal de la Estanzuela. Según los informes de antiguos vecinos y de los descendientes de D. David Levigstone, que hace más de medio siglo adquirió la estancia de ese nombre, ese Nogal, es el último representante vivo del huerto que cultivaron los jesuitas, a partir de 1753, hasta la época de su expulsión, ordenado por el rey Carlos III, catorce años después.’

Juan W. Gez, se refiere a otros árboles añosos, que en este momento, no son motivo de nuestro análisis. Es por ello que nos centraremos en sus dichos, referidos a

Los ombúes de Pueyrredón

En la falda occidental donde termina la hermosa sierra puntana o Punta de los Venados, existe un lugar muy pintoresco llamado desde los más remotos tiempos Aguadita, debido a un cristalino manantial que se desliza por entre la breña y se reúne en un estanque al pie mismo de la montaña. Desde este sitio se domina un paisaje interesante y variado que abarca hasta el lago Bebedero y sierra del Gigante, siendo visible también, en los días serenos y de atmósfera diáfana, las cumbres de la cordillera andina.

 
Allí fue a fijar su residencia, a fines de 1812, el ilustre general Juan Martín de Pueyrredón (1), proscripto de Buenos Aires a consecuencia de la revolución de octubre, que desalojó del poder a los primeros triunviros.

Acompañábale su hermano el distinguido oficial José Cipriano Pueyrredón, quien se trasladó con su corta familia, de la cual formaban parte dos encantadoras chiquillas: Victoria e Isabel.

El General compró la finca a don Maximino Gatica y al cura de San Luis, fray Cayetano Dabal, dos excelentes patriotas que facilitaron el negocio, poniendo a salvo los escrúpulos del ilustre desterrado, a quien se había pensado regalarle el terreno; pero como se negaron rotundamente a aceptarlo en esas condiciones, fue necesario estipularle precio, contra los generosos deseos de sus dueños y del vecindario.

 
Era honroso para el pueblo de San Luis tener como huésped a uno de los héroes de la conquista y defensa de Buenos Aires en 1806 y 1807 y que después, al abrazar con fervor la causa revolucionaria, la sirvió con su pensamiento y acción, como en la retirada del desastre de Huaquí, salvando con aquella hábil maniobra los caudales de Potosí, para abastecer el ejército del Norte.

Entre las escabrosidades de la querida sierra pasó sus días el patricio, resignado, pero lleno de entereza y de fe, esperando el momento propicio para volver a la escena.

 
Personalmente dirigía la construcción de una casa y para distraer sus ocios cultivó un huerto, al cual hermoseó con los mejores árboles frutales de la región. Fue en esa oportunidad que hizo llevar de su chacra de San Isidro, provincia de Buenos Aires, unos tres pequeños ombúes y los plantó en las proximidades de su habitación.

He referido en otra parte la predilección que tenía el General por aquellos hermosos árboles del litoral argentino. Y debo agregar, como un detalle interesante, que dichas plantas fueron llevadas en unos barriles por unas carretas de tránsito para Mendoza.

Entonces el camino principal a Buenos Aires recorría el Valle del Chorrillo y poco antes de llegar al conocido Ojo de Agua, se internaba hacia en norte, pasando por el abra que existe entre el grupo granítico de las canteras y la falda de la sierra, o sea por la misma .Aguada de Pueyrredón.

Nos es forzoso referir otros antecedentes para evidenciar las buenas fuentes de nuestras informaciones. En 1882 fue a San Luis el talentoso compatriota Rafael Hernández, a cumplir una misión como vocal inspector del Consejo Nacional de Educación. Este caballero era nieto de José Cipriano Pueyrredón e hijo de Isabel, la niña que acompañó a su padre y a su tío en aquel retiro obligado de la sierra puntana.

Durante su permanencia en San Luis, asistió a una fiesta literaria en el Liceo Social, en cuyo acto Emeterio Pérez (2) leyó su hermoso canto a La Libertad, dedicado a la memoria de José Hernández, autor del poema nacional  Martín Fierro y hermano del distinguido huésped.

Cuando el poeta puntano terminó la vibrante lectura de sus versos, el Sr. Hernández, en una brillante improvisación, agradeció el homenaje, diciendo que era digno de la alta cultura local y manifestó su viva simpatía y su gratitud por San Luis, cuya generosa hospitalidad había albergado, como en su propio hogar, a sus ilustres antepasados en la triste época de su destierro.

 
Al día siguiente fue con varios caballeros a visitar el histórico lugar de la Aguada y refirió saber, por tradición de familia, que aquellos ombúes los había plantado con sus propias manos el general D. Juan Martín de Pueyrredón. Momentos antes de regresar a la ciudad, escribió con un carbón en la pared de la casita de piedra unos versos llenos de ternura e inspiración, dedicados a rememorar la permanencia en aquellos agrestes lugares de la virtuosa joven que le diera el ser.

Cuando vine a Buenos Aires, tuve el honor de merecer la amistad del señor Hernández, de cuyo múltiple talento era admirador, y entonces le oí referir, en repetidas ocasiones, aquella tradición de los Ombúes de Pueyrredón y otros interesantes detalles de familia durante la época de su permanencia en San Luis.

 
Finalmente, deseoso de reunir mayores pruebas, acerca de cuanto he referido, me dirigí, después de escritas estas líneas, al caballeresco coronel Rodolfo Mom, descendiente del general Juan Martín de Pueyrredón, así como su esposa lo es de D. José Cipriano, pidiéndole le trasmitiera la tradición de familia relacionada con aquellos ombúes. Acaba de contestarme diciéndome que está felizmente, habilitado para satisfacer mi pedido, no sólo por diversas relaciones escuchadas entre las viejas gentes de su casa, sino en épocas más cercanas por el testimonio, por muchas razones indubitables, de su pariente y abuela de su esposa doña Victoria Pueyrredón.


Esta venerable patricia le había recomendado el año 1883, en circunstancia en que iba a San Luis, visitara la Aguada de Pueyrredón y la casa de piedra donde había habitado en tan remotos tiempos con su padre y su tío el General, recordando que allí debían existir aun los ombúes plantados por el patricio. Y luego el coronel Mom agrega textualmente: El testimonio de esa señora sobre el origen de esos árboles (a quien Rafael habrá oído, pues a la muerte de su señora madre, quedo con ella y llamaba mamá) es, como decía, de prueba plena y concluyente, porque fue testigo ocular de su adherencia a la tierra; porque guardaba una memoria fidelísima de todo; era veraz por excelencia y porque en definitiva ningún interés podía tener en alterar la naturaleza de un hecho que no pudo imaginar fuera materia de controversia.. Después de otras consideraciones que no incluyo por no hacer más largo este trabajo, se llega tener la plena certeza de que esos ombúes fueron plantados por el general Pueyrredón.

 
Y para concluir, debo explicar de dónde provino el nombre de Belchite, con que indebidamente pretenden algunos llamar a ese histórico, ahora en pleno anhelo de restauración nacionalista.
 
La Aguadita, pertenecía en los últimos tiempos a un francés, entusiasta admirador del gran Napoleón. El genio militar y político y las singulares proezas de ese hombre extraordinario eran el tema favorito de su conversación. Un día al referirse a las campañas del ejército francés en España, se citó el triunfo de Belchite. Este nombre le cayó en gracias y, en un rasgo de buen humor, dijo que renunciaba al título de .coronel que le habían dado sus contertulios para tomar el de conde de Belchite.

 
Ahora yo pregunto si algún puntano ilustrado se atreverá a substituir por este nombre el que le ha dado, con tanta justicia, la honrosa tradición local: Aguada de Pueyrredón.
 
REFERENCIAS:

(1) Juan Martín de Pueyrredón: En esta instancia, solo adjuntaremos una breve referencia biográfica. El tomo 32 de la Gran Enciclopedia Universal, editada por Clarín, en su página 9.687, publica datos biográficos de Juan Martín de Pueyrredón, definiéndolo como militar y político argentino. Destaca textualmente, entre otros párrafos, que ‘Tras la Revolución de Mayo, fue gobernador intendente de Córdoba y actuó en el Ejército del Norte. Remplazó a Sarratea en el Primer Triunvirato (marzo-octubre de 1812) y fue confinado en San Luis, tras el derrocamiento del gobierno. Por sugerencia de San Martín, el Congreso de Tucumán, lo nombró Director Supremo en 1816.’

(3) Emeterio Pérez: Primer poeta puntano que publicara sus poemas en el libro ‘Penumbras’. Este fragmento nos habla de su sensibilidad literaria.    ‘¡Cuanta ventura para el alma encierra

                 Tras larga lucha con la suerte impía,

                  Volver a hallar en la nativa tierra

                  El objeto que fue de su alegría!’

Allí, en ese local de la calle Belgrano, denominado Liceo Artístico en honor de Hernández leyó Emeterio Pérez los endecasílabos de su poema .La libertad., celebrado y reproducido después en algún periódico porteño.

Añosos árboles y un entorno natural privilegiado, tiene el Museo Pueyrredón que se encuentra en Pilar.


 
Si tuviéramos que escribir en detalle sobre lo que allí se expone  de que manera se preservan, deberíamos disponer de varias páginas.

En este caso, como dato referencial y brevemente, diremos que de acuerdo a datos extraídos del sitio ‘el historiados’, nuestra mente echa a volar su imaginación en algunos detalles. Puede ser parte de una realidad que ya no podemos comprobar, pero es muy factible que estos movimientos para traer los retoños de ombúes, estén dados por la lógica.

Sabemos que en la calle Rivera Indarte 48 de localidad de Acassuso, partido de San Isidro, se encuentra ubicado el Museo Histórico Municipal “Brigadier General  Juan Martín de Pueyrredón’. Lleva el nombre de quien fuera su propietario y figura relevante de la historia nacional.

Esta casona fue construida en 1790. Es de estilo pompeyano de planta cuadrangular. Tiene un amplio patio central con aljibe al que convergen todas las habitaciones. Sus características son propias de la típica construcción de campaña de fines del siglo XVIII.

Posee un rico patrimonio histórico, arquitectónico, documental, bibliográfico, pictórico, ecológico y paisajístico.

El predio, que antiguamente fue conocido como Bosque Alegre en el Pago del Monte Grande o Pago de la Costa, tiene un entorno favorecido con un parque, barranca, y vista al Río de la Plata inmejorable.
Juan Martín de Pueyrredon, dueño de esta propiedad desde el año 1815, intervino personalmente en cuidar, plantar especies y potenciar su paisaje natural, al cual añadió vivero, bulbos y plantas frutales.

 
Él mismo le pidió a Don Tomás Grigera, su agricultor, el más completo de su época, que le escribiera un Manual de Agricultura para su quinta. Hoy todavía se puede disfrutar de ese paisaje de cuidada vegetación y refugio de numerosas aves.


Bosque Alegre, como le llamaban,  conservó por mucho tiempo sus extensiones originales que abarcaban desde el río hasta el Camino del Fondo de la Legua. La chacra estaba atravesada por cuatro caminos: el llamado "De las Chacras" (desde 1899 avenida Manuel Aguirre, hoy Del Libertador), el Camino Real de San Fernando a Buenos Aires (avenida Santa Fe), el Camino del Medio (avenida Fleming) y el "de Afuera", actualmente Diego Carman.


Inaugurado el 16 de Septiembre de 1944 pero Monumento Histórico Nacional ya desde 1941, fue restaurada a partir de 2007, finalizándose este minucioso trabajo en abril de 2009.

Es fácil  imaginar que como toda persona sensible y amante de la naturaleza, que era consciente de su confinamiento y desarraigo en otras tierras, quiso llevar consigo algo que lo vinculara para siempre a su terruño de San Isidro.

Podemos seguir dándole vuelo a nuestra imaginación y vislumbramos el diálogo con su agricultor, don Tomás Grigera y también sus consejos a la hora de elegir y recomendar cuidados, de esos tres retoños de ombúes que llegarían en carreta prolijamente embalados para enfrentar la larga travesía, hasta echar raíces en San Luis y a cuya sombra se refugió el patriota, pensando en un regreso.

También intuimos que Juan Martín de Pueyrredón, que viajó con familiares, adquirió esas tierras por las bondades de su suelo, la vegetación que lo rodeaba  y el paisaje que lo acompañó durante su estadía en San Luis.

Todo invita al diálogo, a la hora de encontrar el verdadero motivo del traslado de esos retoños que cumplen 200 años como silenciosos testigos de tertulias,  que fueron entretejiendo escenas de nuestra historia argentina al pie de las sierras de la punta, siempre teniendo en cuenta el párrafo remarcado anteriormente de Gez que señala ‘se llega tener la plena certeza de que esos ombúes fueron plantados por el general Pueyrredón.’

Pueyrredón y sus descendientes



Abriendo el album de los recuerdos familiares.

En este derrotero de investigar y reunir la mayor cantidad posible de material sobre Villa Hortensia que cumple 100 años en este 2012 y la Aguada de Puerredón, cuya historia nos habla de dos centurias, nos alegra encontrar en nuestro camino, escritos que consideramos de gran valor documental.

La historia va entrelazando sus brazos como si fuera un árbol gigante que necesita equilibrarse desde su raíz hacia una infinidad de retoños más pequeños pero igualmente valiosos.

Este texto que enriquecerá el blog, tiene otro significado que se relaciona en un tiempo más contemporáneo, pero nos aporta nombres, hilos conductores hasta la gran figura que homenajeamos del ayer.

El  domingo 29 de octubre de 2000, una noticia llamó poderosamente la atención, ya que se trataba de algo inusual

El título señalaba que ‘Por primera vez se reunieron dos mil descendientes de brigadier general Juan Martín de Pueyrredón.’ Esto sucedió el 28 de octubre de 2000 en Estancias del Pilar, un predio privado que, para la curiosa celebración, cedió Eduardo Zorraquín, uno de los herederos del prócer.


Sin ir a los detalles del encuentro, supimos que el árbol genealógico siguió creciendo, que se multiplicaron sus frutos y sus nombres y que el inspirador del encuentro que se gestó a lo largo de un año  medio, fue Marcelo White Pueyrredón.

El periodista que cubrió la nota compartiendo la velada, fue Alberto González Tor quien la publicó en el periódico de mayor tirada de Argentina

Entre los descendientes del Director Supremo, estaban desde Sara Victoria Pueyrredón Lynch,  bisnieta del brigadier,  la mayor heredera de 96 años, a la pequeña Alexia Gowland Acevedo acompañada por la joven, Milagros Ciley Lanús,  pasando por cuatro sacerdotes de la misma sangre, que dieron la misa de campaña, encabezados por el padre Martín Brach.

Siguiendo  con la mención de otros personajes, estaba la esposa del periodista Mariano Grondona, Elena Lynch, descendiente de los Pueyrredón y la entonces Ministro de Trabajo, también familiar del héroe, Patricia Bullrich. Entre ellos, disfrutaron de la velada Ricardo "Richard" Pueyrredón —padre de "Banana" que se unió con sus canciones, recordando que su progenitor, es bisnieto de José Cipriano Pueyrredón (hermano del brigadier Juan Martín).

Enriquecieron la tarde en familia, Julio Pueyrredón Saavedra Lamas,
Josefina Menéndez Behety Hume, Arturo Paz Anchorena, Inés Lafuente, hija de Amalia Fortabat, que recibió una distinción,

Recordaron en este encuentro que el padre de Juan Martín, era un francés nacido en los Bajos Pirineos, que residió en Buenos Aires desde 1763, dedicándose al comercio de importación y exportación.

 
También tuvieron en cuenta que Juan Martín, fue el primer director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que murió hace ciento cincuenta años en medio de una gran indiferencia. Además era amigo de San Martín, fue el creador del Regimiento Húsares y fue uno de los patriotas que más hizo para que el Libertador formara su Ejército de los Andes.

Amerita destacar, que Teresa Anchorena, también descendiente de Pueyrredón, disertó en San Luis sobre aspectos vinculados a la familia, en el Auditorio Mauricio López de la provincia cuyana, el 12 de octubre de 2012. La acompañaron el Dr. Terragno y el Dr. Leandro Despouy, tema que ampliaremos en entradas posteriores


Continuando con nuestro relato, en medio de una gran algarabía, el historiador Roberto L. Elissalde vendía su libro ‘Los Pueyrredón’ y  así, esta anecdótica jornada campestre, ya forma parte de la familia del primer director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, todo un cuadro que hubiera deseado plasmar en sus telas, su hijo Juan Martín de Pueyrredón.

 

Texto: María Evelia Pérez Nicotra

sábado, 15 de diciembre de 2012

A 200 años de la Aguada de Pueyrredón



PUEYRREDON EN SAN LUIS

Conocida la orden de confinamiento, Juan Martín de Pueyrredón emprendió viaje a San Luís junto a su hermano José y su sobrino Manuel Alejandro de 11 años de edad, arribando a ésta a mediados del mes de enero de 1813. Durante siete meses permaneció instalado en la ciudad de San Luís, tiempo que le permitió conocer el medio y estudiar las posibilidades que las tierras tenían en esta zona para la realización de tareas ganaderas, industriales y comerciales a las que se dedicaría durante toda su estadía. El 31 de agosto de 1813 compra la “Aguadita” perteneciente a Don Maximino Gatica, la que más tarde se conocerá con el nombre de “Aguada de Pueyrredón” y a la que él llamaría con el nombre de “El Retiro”.  Un tiempo después, ya casi finalizando el periodo de confinamiento, el 30 de diciembre  de 1814, concretó la compra al Presbítero D. Cayetano Dabal Gil de Quiroga, en Mendoza, de la “Aguadita del Portezuelo” o “de la Iglesia”.

Prilidiano Pueyrredon, hijo de Juan Martín, en el año 1860, en una carta a Urquiza le dice refiriéndose a la estancia de su padre en la ciudad puntana (…) “Fijó allí mi padre su residencia, y en un punto de sus terrenos que llamó El Retiro, formó una casa y quinta, donde , pensando pasar muchos años, no solo hizo grandes plantaciones sino que estableció carpintería , herrería, fundición de plata  oro y varios otros preparativos  para explotar su propiedad como consta del inventario que poseo”.

El confinamiento de Pueyrredón en San Luis duró, desde la fecha en que se determina el mismo en noviembre de 1812, y con presencia real en la provincia desde enero de 1813  hasta febrero de 1815. Cuando abandonó estas tierras, para dirigirse a cumplir la misión que se le había encomendado, en la Aguada quedó su hermano José Cipriano, quien fue su representante en todos sus asuntos políticos y económicos.

ANIVERSARIOS QUE  ESLABONAN LA HISTORIA

Doscientos años atrás, el coronel don Juan Martín de Pueyrredón,  inicia en San Luis tiempos de residencia como “hombre culto, agricultor, ganadero, industrial, político...” seguramente prendado del paisaje en el sitio nominado “ La Aguadita “ , después , hasta hoy ,   La Aguada de  Pueyrredón , inscribiendo   hechos que  se pretenden  recuperar, teniendo en cuenta que el valor del recuerdo consiste en acordar:  “poner en  tono el  corazón con los  acontecimientos  que proporcionan substancia al tiempo histórico.”

Cien años datan desde  el nacimiento   de Villa Hortensia, solar de la familia Despouy, ubicada en las  tierras que  Pueyrredón adquiriera para instalar su descendencia y  sus sueños, que luego heredase su hijo Prilidiano y manos de por medio, los actuales propietarios, empeñados en la  celebración.

Contemplar el paisaje,  ahondar  en  los sucesos ciertos, reconocer  habitantes y allegados, andar por las anécdotas, desentrañar misterios, presentir lo que sintieron esas almas o hicieron esas voluntades coincidentes o diversas, imaginar anhelos, es: honrar la memoria  y al esclarecerla, confirmar  que  unos y otros,  siglo mediante,  integran  el patrimonio cultural de nuestra tierra. 

A Doscientos años de la Aguada de Pueyrredón:

Declarada Lugar Histórico en 1941, lleva el nombre de quien en 1812 compró esa propiedad, construyó una vivienda y plantó una gran arboleda, de las que dos grandes ombúes aun se mantienen en pie, estos fueron traídos por Pueyrredón de su quinta en San Isidro, Buenos Aires. Como se sabe mas tarde la situación política de Pueyrredón sufrió un giro positivo con el avance del proceso independentista en el país, y participó en la Asamblea del año trece como representante de San Luis y fue elegido Director Supremo.

La Aguada es la estancia que fuera propiedad del Coronel Juan Martín de Pueyrredón y en la que en el año 1812 fue confinado. Allí el General San Martín, visitó a Pueyrredón.  Se halla en uno de los faldeos de las sierras de San Luis, como empotrada en los resquicios del muro granítico que se levanta casi vertical. Es un sitio placentero, rodeado de predios cultivados en sus alrededores.

Mas tarde la estancia, paso a ser propiedad de la Familia Luco-Laborda y a principio del siglo XX, en un lugar muy cercano al casco de la Estancia de Pueyrredón, al pie de las sierras, se instaló el matrimonio de Doña Hortensia Luco-Laborda  y Don Enrique Despouy, de ahí en mas el lugar siempre quedó en propiedad de la Familia Despouy.

Fue en 1912 donde la Familia Despouy se trasladó a Villa Hortensia, que acababa de inaugurarse  y contaba con plantaciones recientes que en la actualidad ya tienen mas de cien años. Había ya en esa época un olivo, hoy gigantesco, cuya edad no ha podido determinarse pero que precede al actual Parque de Villa Hortensia.

Debe tenerse presente que la estancia originaria de Pueyrredón se extendía desde la sierra de los venados hasta las postrimerías de la calle Sucre; abarcaba lo que en el pasado se identificaba como Pueblo Nuevo, y se extendía en dirección a Suyuque hasta el kilómetro ocho, denominada localidad del Portezuelo.

Todavía se conserva la casa llamada Villa Manuela, que era de propiedad de los Suárez-Luco.

La hermana de Hortensia Luco-Laborda de Despouy, Manuela Luco de Suárez, recibió por herencia los terrenos ubicados en la zona del Pueblo Nuevo. Desde allí, hasta la zona de Villa Hortensia, fueron emergiendo quintas destinadas a frutales y cultivos de hortalizas, sobre todo a partir del año cincuenta.

Texto enviado por Leticia Maqueda

sábado, 8 de diciembre de 2012

Los ombúes de Pueyrredón

Acompañamos esta canción campera, con una de las fotos más valiosas de la familia DOMENICONI-DESPOUY, tomada en uno de los ombúes traidos por Pueyrredón desde su quinta de San Isidro. Los ejemplares, aún se conservan  en LA AGUADA - San Luis- República Argentina

Siempre que se realizan tareas de búsqueda de material, o de investigación histórica, surgen momentos inesperados que tienen su párrafo aparte.
En este caso, me conecté con alguien que desde Toronto, atesora toda la música folklórica de Argentina.

Amerita compartir también este texto del último e-mail, como así también la partitura y la letra de la Zamba - Canción de nuestro Rafael Arancibia Rodríguez, que por una de esas casualidades de la vida, fue tío abuelo de mi cuñado, miembro de la Junta de Historia de San Luis, el Dr. Jorge del Cerro Arancibia, de cuya biblioteca tomé algunas publicaciones para este blog.

Estimada María Evelia:

Todas las partituras en mi sitio Piano y Folklore (incluyendo algunas obras de Ricardo Arancibia Rodríguez) son ediciones personales mías para tocar al piano y compartir con amigos interesados en folklore.

Hace varios años a través de la Internet y gracias a amigos virtuales en Argentina, músicos amantes de folklore, conseguí copias digitales de varias partituras (sólo música sin carátulas) de Ricardo Arancibia Rodríguez.

Algunas de estas canciones me gustaron mucho (incluyendo Los ombúes de Pueyrredón) y como no conozco grabaciones de la mayoría de ellas,  me aventuré a publicar mis propias ediciones de las partituras y crear mis mp3 caseros para divulgarlas a través de mi sitio.

Por favor, si tienen datos biográficos o enlaces a páginas web con datos sobre Ricardo Arancibia Rodríguez mándemelos para incluirlos en mi página

https://sites.google.com/site/pianoyfolklore/autores/a/arancibia-ricardo

Gracias desde ya por la colaboración. Saludos del Polo Norte

Ney, de Toronto

 
Después de leer este e-mail, volvimos a conectarnos con Ney   y estamos aguardamos su respuesta.

Somos conscientes de que este trabajo solo puede llegar a buen puerto, si se trabaja con espíritu corporativo dejando de lado individualismos, para que se cumplan los objetivos planteados en su primer momento, por Leandro Despouy, cuando celebrábamos el cumpleaños 92 de nuestra querida Yeya, en Villa Hortensia.

 Amerita recordar que Ricardo Arancibia Rodríguez, escribió y musicalizó la Zamba ‘Los ombúes de Pueyrredón’ de la cual adjuntamos su letra, partitura y breves datos biográficos.

Ricardo Arancibia Rodríguez,  Nació en la Provincia de San Luis, República  Argentina, el 9 de enero de 1883 y falleció el 12 de enero de 1931. Fue compositor y poeta,  introduciéndose profundamente en la entraña de la puntanidad.
Su zamba VIVA SAN LUIS,  se convirtió en un verdadero himno folklórico de la provincia.

En el año 1921 el Dúo Magaldi-Noda, grabó varias de sus canciones en discos VICTOR y rollos PAMPA. Casado con Primitiva Laborda con quien tuvo seis hijos: Ricardo y Rafael (cultores de la música folklórica), Alicia, Celia, Rafael, Jorge y Mireya, esta última madre del apodado "Cascarudo" Domínguez Arancibia.




LOS OMBÚES DE PUEYRREDÓN
Zamba-Estilo

Letra y música: Ricardo Arancibia Rodríguez

Primera



No hay nada como mi tierra
Como su sierra
Como su sol;
Yo quiero de tu esplendor
Cantarte suelo querido
Volcando en cada latido
En esta forma
Mi corazón:
Allá de San Luis al pié
De su sierra floreciente,
De su sierra floreciente,
Hay un lugar prominente
Que atesora tradición,
Que atesora tradición,


Fue allí la antigua mansión
De un valiente en su retiro,
Donde se ostentan erguidos
Ay, ay, ay,
Donde se ostentan erguidos
Los ombúes de Pueyrredón.


Segunda
Era aún niño y con empeño
Siempre en tu seno
Quise vivir,
Más fue forzoso partir
Lejos, muy lejos del pago,
Donde el criollo en sus rezagos
Siente nostalgias
Quiere morir.
Yo que en la falda nací
De su sierra engalanada,
De su sierra engalanada,
Donde sus aguas cristadas
Van viboreando al jardín,
Van viboreando al jardín,
Recuerdo siempre de ti
Dulce patria, tierra mía
Cantando al rayar los días
Cantando al rayar los días
De mi existencia en su fin

Agradecemos a Nery Borba de Toronto que nos envió letra, partitura y su  interpretación en piano.