Si tuviéramos que escribir en detalle sobre lo que allí
se expone de que manera se preservan,
deberíamos disponer de varias páginas.
En este caso, como dato referencial y brevemente, diremos
que de acuerdo a datos extraídos del sitio ‘el historiados’, nuestra mente echa
a volar su imaginación en algunos detalles. Puede ser parte de una realidad que
ya no podemos comprobar, pero es muy factible que estos movimientos para traer
los retoños de ombúes, estén dados por la lógica.
Sabemos
que en la calle Rivera Indarte 48 de localidad de Acassuso, partido de San
Isidro, se encuentra ubicado el Museo
Histórico Municipal “Brigadier General
Juan Martín de Pueyrredón’. Lleva el nombre de quien
fuera su propietario y figura relevante de la historia nacional.
Esta casona fue construida en 1790. Es de estilo pompeyano de planta
cuadrangular. Tiene un amplio patio central con aljibe al que convergen todas
las habitaciones. Sus
características son propias de la típica construcción de campaña de fines del
siglo XVIII.
Posee un rico patrimonio histórico, arquitectónico, documental, bibliográfico,
pictórico, ecológico y paisajístico.
El predio, que antiguamente fue
conocido como Bosque Alegre en el Pago del Monte Grande o Pago de la Costa,
tiene un entorno favorecido con un parque, barranca, y vista al Río de la Plata
inmejorable.
Bosque
Alegre, como le llamaban, conservó por
mucho tiempo sus extensiones originales que abarcaban desde el río hasta el
Camino del Fondo de la Legua. La chacra estaba atravesada por cuatro caminos:
el llamado "De las Chacras" (desde 1899 avenida Manuel Aguirre, hoy
Del Libertador), el Camino Real de San Fernando a Buenos Aires (avenida Santa
Fe), el Camino del Medio (avenida Fleming) y el "de Afuera",
actualmente Diego Carman.
Inaugurado
el 16 de Septiembre de 1944 pero Monumento Histórico Nacional ya desde 1941,
fue restaurada a partir de 2007, finalizándose este minucioso trabajo en abril
de 2009.
Es fácil imaginar
que como toda persona sensible y amante de la naturaleza, que era consciente de
su confinamiento y desarraigo en otras tierras, quiso llevar consigo algo que
lo vinculara para siempre a su terruño de San Isidro.
Podemos seguir dándole vuelo a nuestra imaginación y
vislumbramos el diálogo con su agricultor, don Tomás Grigera y también sus
consejos a la hora de elegir y recomendar cuidados, de esos tres retoños de
ombúes que llegarían en carreta prolijamente embalados para enfrentar la larga
travesía, hasta echar raíces en San Luis y a cuya sombra se refugió el
patriota, pensando en un regreso.
También intuimos que Juan Martín de Pueyrredón, que viajó
con familiares, adquirió esas tierras por las bondades de su suelo, la
vegetación que lo rodeaba y el paisaje
que lo acompañó durante su estadía en San Luis.
Todo invita al diálogo, a la hora de
encontrar el verdadero motivo del traslado de esos retoños que cumplen 200 años
como silenciosos testigos de tertulias,
que fueron entretejiendo escenas de nuestra historia argentina al pie de
las sierras de la punta, siempre teniendo en cuenta el párrafo remarcado
anteriormente de Gez que señala ‘se
llega tener la plena certeza de que esos ombúes fueron plantados por el general
Pueyrredón.’
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